Los deportes
colectivos, como el fútbol o el baloncesto, son los más adecuados para
incrementar el rendimiento cognitivo de los más pequeños.
Practicar ejercicio es aconsejable para
la salud del organismo y para la mente de los niños. Jugar a baloncesto o
a fútbol, practicar natación, gimnasia o danza… No importa qué tipo de
actividad sea. Cada vez más estudios demuestran que la práctica del deporte
es beneficiosa para la salud. Según una investigación del Instituto
Universitario de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la
Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir (UCV), la práctica
continuada y sistemática de actividades físico deportivas ayuda a que
los niños tengan una mejor atención: aumenta su rendimiento cognitivo
hasta un 25%.

Artículo de JOSÉ ANDRÉS RODRÍGUEZ para la revista digital eroski consumer.
El organismo
de los más pequeños está en continua formación y crece de forma muy
rápida. La práctica deportiva aumenta su desarrollo motor, fomenta la
flexibilidad y el equilibro y, como en el resto de la población, evita
el sedentarismo.
Pero no acaban aquí sus bondades. Los investigadores del Instituto
Universitario de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la
Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir (UCV) aseguran, tras
los resultados de un estudio realizado en población infantil entre 10 y
12 años, que el rendimiento cognitivo mejora entre un 15% y un 25%.
Para realizar el citado estudio, los
expertos analizaron la práctica deportiva y el rendimiento atencional de
niños de un colegio público valenciano y de la Escuela de Fútbol del
Valencia Club de Fútbol (CF). Los niños
del Valencia CF realizaban tres entrenamientos planificados de 90
minutos de duración tres días a la semana y jugaban un partido semanal.
Además, los entrenamientos estaban supervisados por técnicos deportivos y
licenciados en educación física. En cambio, el grupo del colegio
público valenciano realizaba actividades físico deportivas o clases de
educación física durante menos de 5 horas a la semana.
Todos realizaron diferentes tareas
experimentales (con una serie de estímulos visuales) en las que se tomó
nota de los tiempos de reacción así como de la precisión en sus
respuestas. De este modo, se intentó medir y analizar tres funciones
atencionales: el nivel de alerta (relacionada con la capacidad de ser
estimulado con estímulos sonoros novedosos), la orientación atencional
(relacionada con la capacidad de distracción de los niños con estímulos
irrelevantes para la tarea principal) y la resolución de conflictos
(relacionada con el pensamiento estratégico y selección de respuesta)”.
UN GRAN ABANICO DE POSIBILIDADES PARA LOS NIÑOS
Los resultados mostraron que la práctica físico deportiva contribuye de forma evidente a incrementar el rendimiento cognitivo. De este modo, la capacidad de atención
aumenta entre un 15% y un 25%. De la misma manera, los niños que
realizaban menos ejercicio cometían un 7% más de errores. Y los que
practicaban deporte en equipo
(como baloncesto, fútbol o balonmano) eran un 25% mejores en la tarea
de diferenciar estímulos relevantes y no relevantes comparados con los
que lo hacían de forma individual (como natación o atletismo).
Pero con su práctica se obtienen muchos otros beneficios.
Fomenta el aprendizaje de las reglas sociales, a que se supere el
individualismo y ayuda a quienes son más tímidos a que se abran a los
demás. Además, permite canalizar la impulsividad y la agresividad.
También favorece la mejora de la coordinación, las posibilidades
motoras y el crecimiento sano de huesos y músculos. Y, a su vez,
estimula a los pequeños a que asuman responsabilidades.
EL EJERCICIO MÁS IDÓNEO
Las enfermedades derivadas del sedentarismo y de una mala alimentación, como la obesidad,
no dejan de aumentar. Ser un niño obeso puede comportar que se acarreen
enfermedades como hipertensión, diabetes mellitus 2 o cifras de colesterol elevadas, que a su vez, forman parte de los factores de riesgo cardiovascular. Así, practicar deporte, además de prevenir estas patologías ayuda a su desarrollo. Según la Fundación Española del Corazón,
el mejor ejercicio es, sobre todo, “el aeróbico, que aumenta la
resistencia, mejora la fuerza muscular y la flexibilidad, y que no
suponga una sobrecarga osteomuscular para evitar problemas en el
desarrollo”.
Para ellos, los expertos lanzan una serie de RECOMENDACIONES:
- Hasta los 8 años. Juegos, ejercicios de psicomotricidad, coordinación y equilibrio, ejercicios de sentido del ritmo y del espacio. Marchar, saltar, trepar y danzar.
- Desde los 8 a los 12 años. Ejercicios que contribuyan al crecimiento y desarrollo general, con aumento de las actividades diarias, y que estimulen el desarrollo de las cualidades físicas (resistencia, fuerza y flexibilidad). Este periodo es muy bueno para aprender la técnica de los distintos deportes.
- Entre los 12 y 14 años. Aumentar el entrenamiento de la técnica de cada movimiento deportivo y comenzar algún tipo de competición que mantenga la motivación a través del juego.
- A partir de los 14 años. Este es un buen momento para empezar un entrenamiento más especializado, con incremento del volumen de carga y entrenamiento en general.
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